-Primrose Everdeen!-dijo Effie con una voz chillona pero bien alta y clara. Por lo menos no es ella, es su hermana pequeña.
-Me presento voluntaria! ¡Me presento como a tributo!
Ella, no, no quiero que se presente como a tributo. Pero por su hermana lo haria todo, y, lo estaba haciendo.
Effie y Katniss, y también Haymitch que entraba borracho, interpretan un dialogo, pero no las oigo, sólo tengo el pensamiento en ese dia, en el dia en que le dí las dos barras de pan.
Era una noche de invierno, llovía. Me asomé a la ventana para oler el olor de la lluvia, que me encantava, el olor a tierra mojada. Y la ví a ella, tan delgada que se le notavan los huesos de la cara. No podía sino hacer algo por ella. Desde el primer momento que la ví en la escuela y la escuche cantar me quede enganchado y enormemente enamorado de ella, era tan asombrosa como decian que era su padre. Porque al fin y al cabo era verdad, cuando ella cantó los pájaros callaron y la escucharon, y eso no lo hace cualquiera, sólo su padre y ella, y había escuchado que su padre habia muerto en la mina.
Mi madre se puso a mi lado, para cerrar la ventana, pero ella también la vió, y no era ta carismática como yo.
-¡Fuera de aquí! ¡Llamaré a los Pacificadores!-chillando bruscamente.
¿Como, mi madre, podía ser así, esque no veía que estaba muerta de hambre, no veía que no tenía nada para ponerse en la boca, y estaba rendia en el barro?
No, no podía dejarla así, no en ese estado, se moriría de hambre, igual que su madre y hermana, toda su família.
Bajé al horno y tiré dos barras al fuego.
Mi madre vino y lo vió, insultándome a la vez que me pegava con una espátula que teniamos para dar la vuelta al pan. Seguro que la espátula me duraría días y que seguramente tendría un buen moratón, pero no es nada comparado a ver pasar hambre a la gente, y menos a ella.
Mi madre me dijo que fuera al patio a tirarlas. Pero me chilló desde la casa:
-¡Dáselas al cerdo!.¿Donde iras a parar? ¡Nadie decente se comería ese pan quemado!
No la miré, no la pude mirar. Pero sabia que ella, en todo momento, tenia los ojos clavados en mi, y en las barras.
Le quité un poco lo quemado.
Miré otra vez a mi casa para ver si estaba mi madre, no lo estaba.
Y le lanzé el pan a sus pies, primero la primera barra y después la otra.
Cuando subí entre otra vez a mi casa, me dí la vuelta para verla, otravez, pero ya había desaparecido
Al día siguiente, y todos los dias, la miraba de forma diferente, pero con más amor. Siempre desde la otra punta del pasillo.
-¡Peeta Mellark!-dice Effie.
¿Qué? No, no, no. No quiero ir a los juegos del hambre, no, no, no, no quiero. Pero pensar en que estaré con Katniss me da esperanzas y subó al escenario.
-¿Algún voluntario?
Claro que no habrá ningún voluntario.
Y no lo hay, sólo el aire responde a su pregunta.
El alcalde lee el tractado de Traición, cada año el mismo. Nos hace un gesto para que nos demos las manos.
Sus manos son tan ágiles y con tantas cicatrizes, como las había imaginado de tantos años de caza.
Nos miramos directamente a los ojos, es preciosa, aunque el hambre le ha quitado bastante.
Nos giramos a la muchedumbre cuando suena el himno de Panem.
Pensando en que hay 24 tributos, y yo sólo soy un panadero. Por lo menos esta Katniss, y aré todo lo posible para que ella gane, hasta declararle mi amor, si hace falta.
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Esta es la historia de una chica que adoró un libro, vio volar un sinsajo, silbó una canción, regaló horas sin pasar hambre, postergó una reseña, lloró por dos niñas, dividió en dos su corazón y se lo entregó a un tercero que murió.
¡Que bonito! ^^ Mira que Peeta no me agrada demasiado XD Pero me ha gustado mucho, está muy bien...
ResponderEliminar-Kira Wonrey
Me encanta..! Es muy buena idea volver a hacer los juegos desde la perspectiva de Peeta :)
ResponderEliminarPS.Te sigo!